Corcel de crines blancas

Escrito por J. Pellicer.

A lomos de un corcel de crines blancas

suaves como nubes, cabalgo;

delante campos verdes acostados

esperándome llegar;

detrás el silencio y la mirada;

de paz y complacido uno,

de infinito amor, sin pedir regalada,

como única y sentida plegaria

vive la otra eterna y callada.

¡Galopa caballo, galopa!,

y en tu galopar invéntame el aire

del que dejarme acariciar;

que sienta tu fuerza, tu rabia,

que sienta tus ganas de volar;

¡galopa caballo, galopa!

no tenemos que esperar ni que parar,

solo seguir, solo sentir… solo vivir.

A lomos de un corcel de crines blancas

me dejé llevar;

y con ojos cerrados atravesé las montañas

abrazando los árboles del camino;

y volaban conmigo todas las fragancias,

y reían y bailaban los juncos a mi paso

mientras crines como nubes blancas acariciaba.

¡Galopa caballo, galopa!

no pares de galopar;

sé que te llamas ilusión,

se que existes y que me esperas,

cada día aquí, en mi corazón.

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