Las cosas por su nombre

Escrito por Andrés Hernández Martínez. Miércoles, 16 de abril de 2014.

Hace escasamente unas semanas y moderando la presentación de la quinceañera revista 'Haz de lictores' citaba unas frases anónimas pero cargadas de realismo; “En el verdadero éxito, la suerte no tiene nada que ver; la suerte es para los improvisados y aprovechados; y el éxito es el resultado obligado de la constancia, de la responsabilidad, del esfuerzo, de la organización y del equilibrio entre la razón y el corazón”.

Hay personas en nuestra entrañable ciudad llenas de equilibrio que nos deleitan con majestuosas obras, y sobre todo hechos, pero luego hay Personajes, con mayúscula, que conforman un crisol de éxito, que, a lo rey Midas, todo lo que tocan lo convierten en oro, auténticos Magnates de la gestión que no tienen techo y se atreven, no por osados, sino por respetuosos y temerosos con cualquier empresa, sea ésta laboral, folclórica, tradicional o como en el caso que nos ocupa, socio-religiosa.

Este es el caso del ilustre Tomás Martínez Pagán, un personaje de nuestra tres veces milenaria tierra que sorprende a propios y a extraños pos su capacidad de gestión, por su habilidad para amasar resultados, que no fortunas, y éxitos…, ajeno a las críticas destructivas, mantiene el empeño en el objetivo, admirado y odiado, respetado y envidiado, no hay puntos medios, la mediocridad humana es extensa y es obligación de los articulistas y dadores de argumentos el remarcar estas facetas, al Cesar lo que es del Cesar, faceta que llegando al cenit de la dirección  de la Cofradía Blanca es imperioso resaltar. Es la última Semana Santa como Hermano Mayor, y de bien nacidos es ser agradecidos ya que su gestión ha ido más allá de la propia Cofradía y ha salpicado a todas con la metafórica agua bendita de nuestra  representación festiva más importante.

Muchas fueron las críticas recibidas por aquellos entonces, casi una década, muchos fueron los gratuitos comentarios que ésta, nuestra querida tierra acostumbra a engendrar, pero solamente hay que hacer un pequeño ejercicio de memoria para ver dónde estaban y dónde están en la Calle Palas, el camino fue arduo y, no nos engañemos, la verdadera esencia protagonista nació de los propios hermanos de la Cofradía, el trabajo es directamente proporcional a su éxito, que es enorme, pero la estrategia del líder es clara y la dirección nítida.

Hoy vemos como en todas las agrupaciones se agolpan personajes de nuestra farándula semanasantera a recibir dádivas inmerecidas en cargos de fortuna, pero a nuestras más nobles tradiciones, como en tiempos lejanos, los acercamientos son para dar prestigio, sabiduría, trabajo y esfuerzo, que es a la sazón el denominador común de nuestros sentimientos cofrades, del sentimiento escondido bajo un capuz, no de la mediocridad del ser humano que parece hoy algo natural.

“La Amistad es una igualdad armoniosa”, otra cita, en este caso del filósofo y matemático griego Pitágoras, título de un anterior artículo, para obtener esa igualdad hay que reconocer a cada uno lo suyo, y como su columna remarca, “las cosas por su nombre”. En este contexto pasional, insisto, la llegada al mundo semanasantero cartagenero de Tomás Martínez como Hermano Mayor del Resucitado, con mayúsculas, fue en una etapa complicada, tanto en la Cofradía Blanca como en la propia Semana Santa cartagenera, y ha sido acertadísima y exitosa. Recibió, como todo en esta tierra, críticas y recelos, pero lo cierto es que ha demostrado con un continuo y minucioso trabajo, heredado del espíritu empresarial, cómo dirigir y gestionar una cofradía en el siglo XXI, organización, tesón y esfuerzo. Serían cuantiosos los aportes a relatar que esta mente despierta ha conseguido en el entramado pasional cartagenero, y mucho queda por andar, tras esta herencia magistral. Sin olvidar a esa conciencia acompañante con nombre de mujer, suelen ser como La Magdalena, adivinas y consustanciales a la vez que calladas y casi anónimas guías.

No cabe duda que no ha contentado a todos, pero quizás no era el objetivo. No cabe duda que los errores, a modo de piedras en el camino, se hayan cometido. No cabe duda que algunos de los nombramientos a lo largo de estos 8 años, quizás no han sido apropiados, pero tampoco desacertados ni desafortunados, a mí tampoco me gusta Rubalcaba ni el alcalde de Murcia, simplemente…, mirémonos al espejo y hagamos acto de contrición, y el que sea capaz…, que dé un paso adelante.

La huella que el hermano mayor resucitado está dejando, otra vez, en la rampa de Santa María será muy difícil de igualar, ha gestionado con pulso firme y un cualitativo grupo de colaboradores los Estatutos de la Hermandad y ha orientado hacia el siglo XXI a la Cofradía Blanca con éxito garantizado, siempre querida y siempre idolatrada por todos los cofrades de buen corazón. Se cae un As de la baraja que conforman nuestros cuatro hermanos mayores, un póker de ases siempre determinante en esta pasional catequesis.

Yo lo plasmo, porque nadie lo va a escribir, y así, orgulloso y avergonzado ante tan insigne figura, no puedo más que recalcar lo que en presente y en futuro, apartando envidias naturales y vanidades pecaminosas de la condición humana, le deberá la gran ciudad de Cartagena, tu Trimilenaria otra vez, a alguien que pocos títulos y galardones le queda por aglutinar, a dos y tres por semana, merecidos sin duda y además, producto de su eficaz, determinante y desinteresado trabajo, galardones personales con esencias institucionales, generosidad….

Retomo una cita de Einstein; “Debe evitarse hablar a los jóvenes del éxito como si se tratase del principal objetivo en la vida. La razón más importante para trabajar en la escuela y en la vida es el placer de trabajar, el placer de su resultado y el conocimiento del valor del resultado para la comunidad”. No sé si sus padres se ampararon en él para el mensaje, posiblemente no sabían mucho del insigne científico, pero algo de sabios tenían cuando, desde muy joven le inculcaron que el éxito está tras el trabajo bien hecho, en un campo de fútbol, en una oficina o en un sarao, en una procesión o en una conferencia…
Podría haber sintetizado en pocos renglones este artículo, seguro que criticado por envidiado; Maestro, te empujaron al ruedo desde un tendido de sol, cual maletilla vivaz, casi icue, te ajustaste la taleguilla y sin miedos te encerraste con siete miuras en una difícil plaza de primera, hasta el sobrero, y tras una faena digna de los más grandes como Lagartijo o Manolete, has cortado hasta hoy catorce orejas y siete rabos…, Magnate eres la Ostia.

Así que, 'Las cosas por su nombre' a pesar de los comentarios. No estoy a la altura amigo y maestro de tan noble amistad, pero solamente te falta poner orden en la tramoya política cartagenera, a pesar de los dolores de estómago que ello pueda causar y además, por ignorantes son temeros@s, no son enemig@s. Humildemente.

 

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