No es país para viejos

Escrito por Andrés Hernández Martínez. 24 de abril de 2016, domingo.

Para viejos y rancios políticos o políticos viejos y rancios, que no mayores. Últimamente, estamos presenciando un caos político en la Trimilenaria, derivada directa del caos y el desorden actual. El gobierno de conveniencia, que no de provecho hace aguas por ambos costados, babor y estribor, a pesar de los maleducados gritos y portazos se mantiene a flote por la celestina gestión de los cartageneros de Podemos, anacrónicos por anárquicos y comediantes, mucha demagogia y verborrea para raspar un poquito de moho de los que ahora rigen. No hay todavía hombre al agua, pero lo habrá por la postergación escondida y disimulada de los actuales moradores del consistorio, la política cartagenera se ha trasnochado en penumbra, quizás consecuencia de las farolas apagadas en la ciudad y barrios, más apagones que con la Barreiro. Hay mucha foto de postureo intoxicando los medios y a los votantes, nos siguen tomando por tontos, antes los del PP y ahora este matrimonio de conveniencia gestando permanentemente el divorcio pero necesitados para sobrevivir políticamente. Mientras haya palmeros y cinismo…, todo vale.

Ahora los ¡iluminaos! de turno hacen aparición en el circo político cartagenero remozándose, seguro que estableciendo la estrategia para pactar con MC antes de que la diva de Pozo Estrecho se acerque al bastón de mando. “Asinque”, reflexionando en voz baja…, “si Segado tiene que sacar al PP del hoyo en el que está, mal vamos, estamos o ciegos o borrachos”. ¿Quién es Joaquín Segado?, posiblemente un buena persona, seguro, pero es una creación de Barreiro para Cartagena, amparada por la historicidad “pepera” de su hermano y hoy diputado regional gracias a que pasaba por allí en los 80, pero a la postre, no es nadie autosuficiente para hacer nada, además, sin más pasado que el de Santa Florentina y sin más méritos alcanzados que su amiguismo, lealtad y fidelidad a Barreiro y Valcárcel, -hoy a Sánchez para asegurarse el sustento- no hay más. ¿Quién manda en el PP?, pues a todas luces la herencia de Valcárcel, caduca y trasnochada, un delfín como Sánchez que está auto justificándose permanentemente para que no lo echen, a caballo entre las demandas judiciales pendientes en “la ciudad de servicios” y el fracaso electoral, porque fue un fracaso sonado su designio divino, de orgullo y prepotencia, las elecciones las perdió el PP en Murcia a pesar de sacar mayoría, solamente por mantener a los viejos, rancios y caducos –y  no es contingente con la edad-. España hoy, la Región de Murcia hoy y Cartagena hoy, “no es un país para rancios y vieja política”, no es país para amiguetes políticos, no es país para la corrupción que nos embriaga sin exclusión de partido, costado o color. Corrupción no es solo robar y prevaricar…

Ya escribí hace meses que detrás del Espejo no hay nadie, ni delante tampoco, bueno sí, la multa que se ha librado de pagar el señor Espejo que indica la falta de justicia en este país, la desvergüenza y la falta de dignidad que ya ha demostrado él y los que son como él, como el contrario señor Aznar y quien se lo permite que es peor, a éste, el alcalde y la vice y al primero quien mande en el PP…

En Santa Florentina solamente se mantiene una ración doble de amiguismo y contubernio servida en un buffet libre de desfachatez, la misma que nos hizo a más de uno decantarnos por los entonces independientes y hoy, muy dependientes de MC. El PP usó una opción, por ser la más idónea para el partido y sus líderes, irreverente, absurda y estúpida…, era una opción barata y de mercadillo, que era mantener soberbiamente en las listas a los desahuciados, se puede marear la perdiz pero sobran todos los actuales en el PP, los prevaricadores, los parásitos y los que se creen el ombligo, y si  no a los hechos me remito, ¡mediocridad!

Este partido necesita remozarse, necesita ahuyentar los fantasmas mediocres del pasado y están demostrando lo inútiles que son, incompetentes y absurdos. En la oposición se lo han puesto fácil. La Castejón solo sabe hacerse fotos, producto de su trivial egolatría, no la quieren ni en el PSOE y además de hacer fraudes morales por frívolas contrataciones, la ineptitud es su bandera, y esto es un hecho, y demostrado en los plenos y no plenos. Además de permitir amoralidades legales en sus concejales como Aznar que no tiene la dignidad de dimitir, -¿dónde va a ir?- la dignidad se ha perdido en los sociatas, si alguna vez la hubo.

MC no tiene calificativo, hacen lo contrario que han predicado, puede ser un claro ejemplo de evangelio apócrifo según Pedro, Nicodemo o Judas, su política y actuación así lo transcriben, solo los devotos creyentes al “santo  obrero” le aplauden y jalean, “se disipan las ideas al tiempo que se apuntalan las ocurrencia”. Hace unos meses con la Barreiro la chocarrería de los plenos nos hubiera dado ratos de ocio y lustre con este panorama, ahora la disculpa y el silencio.

Sólo veo para Cartagena y esta región una huida hacia delante de los actuales miembros del PP para su refresco, hay gentes importantes son la alternativa, menospreciados por Barreiro y el que nunca presidió, Celdrán. La dignidad en el PP, si fluyera, haría que Espejo fuera traslucido y no nos abochornara más, que Segado se buscará un trabajo por el que se le conociera alejado de la política bananera de Barreiro, y así, el resto de una larga lista. Esto lleva camino de parecer el fracaso del proyecto S-80 de Navantia, un fracaso de 140 millones de euros rellenos de incompetencia y apatía, el desprestigio por una deficiente gestión que nadie asume y nadie paga, como si no existiera el fracaso, al menos aquí tiraron de la experiencia de la Armada y sus paladines para temporizar el impacto, en el PP ni eso. A mí no me extraña que los populistas y bananeros podemitas vivan del cuento, con tanto sinvergüenza… se le facilita el discurso.

Igual que en la novela de  McCarthy y que da título, aquí todo el mundo está detrás del dinero…, del sustento, del falso prestigio. Esto es el denominador común en España, en la política y en la sociedad, en sus grandes empresas y en las pequeñas, unos listos viven a costa del trabajo de otros, joder, y encima, aislados de la dignidad, pero como viven los cabrones.

Imprimir