Año Nuevo, Vida Antigua

Escrito por Andrés Hernández Martínez. 31 de diciembre de 2016, sábado..

Al igual que quien cumple años, de un día para otro no hay un año nuevo, hay buenas y malas intenciones y buenos y malos deseos, todo aderezado con una pizca de envidia, prepotencia y sobre todo hipocresía, astuta y disimulada falsedad combinado con un teatral fingimiento. Esto pasa este 31 de diciembre, sigue lo mismo, los mismos empresarios irresponsables sin moral que contratan pseudo-asesinos como protección y no pagan judicialmente por ello.

 

Los mismos asesinos de hace siglos buscando su redención perdida en una nueva cruzada tiránica y déspota. La misma mediocridad política, son los mismos vividores ocasionales, los mismos gamberros políticos a la sombra de 'bananas' de Woody Allen, las mismas intenciones de ser la 'Ostia' y viva la madre que nos parió, y quedarse en el intento, los mismos mensajes de voceros borrachos de comediante protagonista. Los mismos postureos permanentes y posados de revista en la prensa alquilada, sí, esos medios locales, regionales y nacionales que subsisten, con prepotencia ilustrada, gracias a las subvenciones y a la complicidad de sus gestores, son estómagos agradecidos en papel de estraza y digital que no aportan nada más que equivocada rutina.

 

Tenemos las mismas declaraciones de todo un año de sabatismo y dualidad política, los mismos 'books' regenerados día a día de nuestros estrafalarios Fielding y Nancy, o Esposito y sus rebeldes en todos los lares, en la tierra del gallardete número cuatro, nunca, esta trimilenaria tierra había tenido tanta mediocridad política, ni con La generala Vargas y su sumiso sequito, “fueraparte” con los desertores ilegales en busca del bocadillo de mortadela y demás fantasmas errantes de oscura entidad, eso sí, sazonados con un coro de palmeros rocieros, como decía Annie Hall de Los Angeles; “Aquí guardan la basura y la convierten en programas de televisión”.

 

Otro año de balde para PAS y la Región, siempre esperando la sentencia humillante ya que la exculpatoria, cada vez se diluye más en la boria cartagenera, y su irreverente papel en el chabacano culebrón de la política de esta región capitalina, una región inoperante absorbida por el 'chupacabras', muerta la laguna, muerta la región. Solamente se han limitado y se limitan a chupar la sangre tributaria del Mar Menor los ayuntamientos de Cartagena y San Javier, sin reparar en su enfermedad, y ahora la culpa es del cha, cha, cha.

 

Con lo fácil que hubiera sido que Barreiro se hubiera ido por la puerta trasera, Garre liderara el proyecto popular en la región y Rajoy, o el 'estadista de la colegiata', -aburre que desespera-, hubiera dado paso a la rubia de Vallecas o al bizarro gallego y así, los abrazafarolas del resto de partidillos de Prêt-à-porter, socialistas convulsos y esquizofrénicos podemitas incluidos, haciendo de gamberros bananeros, caraduras con identificación bautismal, ora cristina, ora civil, estarían todos de acampadas libertarias en lugar de chuparnos la sangre, vaya zoo. Hoy sí que es a vola pluma mi reflexión, nefasta absurda y sin contenido, sin duda, quizás basada en la vanidad de despedirme el año con cierto engreído protagonismo, no vivo del erario público y estará mal visto. No quiero vivir en una Ciudad ni un país cuya única ventaja cultural es poder girar a la derecha con el semáforo en rojo, como decía Hall. Intentando Apartar a todos estos menesterosos de la vivencia, ególatras del consumismo mediático, del cual también nos contagiamos los vanidosos pecadores, vosotros también. Como dice la canción. 'I'm only human after all. Don't put the blame on me' (Sólo soy humano después de todo. No me culpes).

 

Feliz Año Nuevo a todas las personas de buena voluntad, gran corazón y humildad demostrada, al resto, dirigentes, gestores y demás fauna accidentales por interés, pues también…, y a ver si con un poco de suerte el año 2017 retomamos un poco a la dignidad política y la humana, hoy algo perdida.

 

Sentirse culpable es importante. Yo me siento culpable todo el tiempo y nunca he hecho nada. Danny Rose.

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