PERIÓDICO DE SUCESOS, TRIBUNALES y TRÁFICO DE LAS COMARCAS DEL CAMPO DE CARTAGENA Y DEL MAR MENOR                                                                         booked.net

La ruta irracional de una autonomía de 34 años

Si por irracional entendemos que no soporta un análisis de la razón y que por tanto carece de ella, así se podría calificar la acción del perverso uso del lenguaje que hacen voces de la administración o de los medios de comunicación, cuando nos han anunciado: dineros públicos regionales se han empleado en promocionar la gala televisiva ‘Murcia, qué hermosa eres’, la Vuelta ciclista a Murcia, la ‘Murcia, costa cálida’, la ‘Murcia turística’, ‘TeleMurcia’, Informur, el Servicio ‘Murciano’ de Salud o en anunciar la ‘Autovía de Murcia’, en lugar de ‘Autovía del Sureste’ (... o “‘Sudeste’, término éste más marinero). Temo que se denomine ‘Polimurcia’ a un futuro servicio de policía autonómica o ‘Marimur’ al de vigilancia costera regional.

Nos encontramos en una región sin nombre propio. A diferencia de otras regiones uniprovinciales que lo tienen, y que por él gozan de un gentilicio aceptado por todos sus habitantes (navarros, cántabros, baleares, riojanos o asturianos), en ésta se nos ha otorgado un nombre indirecto, es decir, dependiente de una ciudad. La oficial denominación “Región de Murcia” (Estatuto de Autonomía, art. 1º.2) –y no “Murcia”- como frecuentemente leemos en comunicados, noticias, carteles, páginas Web y documentos oficiales o de divulgación turística, no permite designar con el gentilicio de murcianos a todos los habitantes de la región.

¿Se han preguntado qué opinan al respecto las personas que viven, conocen y aprecian los valiosos restos arqueológicos del Bronce tardío e Ibérico de Mula o de Alhama?; ¿y las de Alcantarilla, Fortuna, Yecla o Jumilla, ciudades con muestras de significativas Villae Romanas y Termas Públicas ancestrales?; ¿e incluso en Cieza o Moratalla, la primera con un casi desconocido acueducto romano o ambas con extraordinarios exponentes de arte rupestre?;...

Considero que va siendo hora de que desde la administración regional se comprenda y asuma que para un cartagenero, cuya ciudad fundara Asdrúbal sobre un poblamiento ibérico o tartésico ya existente en el siglo III a. C., para un cartagenero -decía- aceptar de buen grado el gentilicio de “murciano” es renunciar a más de mil cuatrocientos años de historia. En Cartaena llevamos más de 2.222 años enterrando a nuestros muertos. Renunciar a proclamarlo equivale a sustraer a nuestros hijos unas señas de identidad, unos orígenes irrenunciables, a ver vulnerado un derecho constitucional. Conocida es la fundación de Murcia por Abderramán II en el año 825 de nuestra era.

Los habitantes de la comarca natural del Campo de Cartagena no podemos aceptar el gentilicio de “murciano” por considerarlo falso, manipulador e ilegal, del mismo modo que no puede ser aceptado de buen grado en Cehegín (Bigastrum), Lorca (Eliocroca) o Mazarrón (Ficaria)..., entre otras localidades. Todas ellas existían antes de la creación de la ciudad de Murcia. Si sus respectivos habitantes sienten por la historia de sus orígenes, el respeto que yo siento por la historia de mi ciudad, rechazarán por empobrecedor el citado gentilicio que tan asiduamente es utilizado por representantes políticos regionales, usufructuarios de grandes recursos administrativos y propagandísticos.

Es preciso que las respectivas formaciones políticas comprendan el desatinado empobrecimiento que para la mayoría del territorio regional supone tal denominación. Opino como el admirado profesor José María Jover Zamora cuando afirma que el gentilicio de “murciano” aplicado a todos los habitantes de la región constituye un obstáculo para desarrollar una conciencia regional.

Y no solo eso. ¿Acaso en 34 años, no han observado que han evolucionado mejor aquellas comunidades autónomas que desarrollan armónicamente sus potencialidades allí donde se encuentran? ¿Cómo explicar entonces el irracional crecimiento de la ciudad de Murcia, en contraposición con las raquíticas inversiones para poner en valor el patrimonio cultural existente en el resto de la región?

En momentos en los que incluso algunos cartageneros que ocupan puestos de responsabilidad en Cartagena o en la ciudad de Murcia, afirman ser “murcianos” aunque a veces lo hagan sin atreverse a mirar a los ojos de sus interlocutores, nada me alienta a celebrar el trigésimo cuarto aniversario de una “murcianía” que jamás he sentido, no por oposición sino por el orgullo y vigor que el conocimiento otorga a quienes trabajamos en la transmisión de estos valores a nuestros jóvenes. Deseo sinceramente que ellos puedan celebrar en el futuro un desarrollo regional sensato, armonioso y racional. Tengo la convicción de que todos los habitantes de esta región del Sureste español -también mis amigos y familiares nacidos o residentes en la ciudad de Murcia- saldremos beneficiados con ello.

¡Feliz día de La Rioja! Al menos, en Calahorra, Haro, Arnedo, Nájera… y Logroño todos se sienten riojanos.

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