Las tinieblas en la iglesia católica o la profecía de la aberrante y abusiva oscuridad

Escrito por Andrés Hernández. 11 de marzo de 2019, lunes..

Apocalipsis 18, 2: “Y gritó [el ángel] en fuerte voz, diciendo: ‘Ha caído, ha caído Babilonia la grande, y se hizo morada de demonios y guarida de todo espíritu inmundo y guarida de toda ave impura y guarida de toda bestia impura y aborrecible”. Así como Babilonia ha caído, la Iglesia y sus miembros corruptos y abusadores también, a veces nos olvidamos que estos miembros o servidores de la Iglesia y por extensión de la sociedad son humanos, son personas, llenas de miserias y vanidades, condición apática en el ser humano y no divinos y, representar lo divino con simples humanos es cuanto menos frívolo y atrevido, hemos evolucionado de pensamiento, de palabra y de obra y de verdad, y por omisión, casi dogmático, casi impuestos,  ¿creemos en los curas?, creo que poco, aguantamos los más devotos las homilías y las charlas en situaciones impuestas de compromiso religioso, aguantamos una figura que no nos dice nada pero que ciertamente nos retrae al infinito del alma, meapilas aparte que los hay, los fieles no necesitamos a un cura para guiarnos, el mensaje es el de Jesús, trasladado quizás con poco acierto a lo largo de siglos, o con ninguno en el propio contexto, pero no el sacerdote, figura que a lo largo del tiempo se ha visto salpicada de tenebrosidad y oscuridad, la misma que ha manejado el devenir de los cristianos, y no para bien, la Historia no adulterada es claro notario de tan ruin  hacer, y si bien una de las principales misivas de la Iglesia ha sido la misericordia y la solidaridad, algo que nadie puede sustraer a Jesús es su sacrifico, un bien espiritual al cual la Humanidad le ha de estar en armonía agradecida, pero por el contrario, ante tanto amor desmedido y empatía protectora, aprovecharse de estas situaciones de desamparo y de fragilidad por monstruos con sotana es vejatorio para la identidad del propio sacerdote de bien, como en todo en este mundo, es una minoría pero, es una minoría que ha de trabajar en la pulcritud del alma, en la esencia de la jurisprudencia ética y, el abuso por desamparo es quizás más deleznable que el propio quebranto a los Diez Mandamientos, no puede pasar página la Iglesia y no puede pseudo justificar hipócritamente tales aberraciones ante un confesionario la exhumación de una penitencia en un tardo concilio sobre pederastia más edulcorado que efectivo.


No cabe duda de que, los miembros de la Iglesia intentan hacer una labor ingente de mediación entre el espíritu y la mística, pero no dejan de ser personas en las que poco se cree, la FE está por encima de ellos, y ha sido esa FE mal entendida la que absurdamente ha mantenido una mentira durante siglos escondida y penosamente hasta aceptada, la injerencia de otras religiones absolutistas y dictatoriales  acechan  y es hora de que la Iglesia y sus miembros se actualicen en una sociedad donde la historia se auto flagela en claro contraste recesivo, la llegada de Jesús a Jerusalén, más tarde su Sacrificio, su Pasión, su  Muerte y su Resurrección que en breve recordaremos contrasta con la superficialidad y la hipocresía farisea con la que en innumerables ocasiones la Iglesia se ha comportado para vergüenza de la Cristiandad, y eso no es una opinión ni un baladí argumento, es solamente Historia.


Seguiremos anteponiendo nuestra alma a reafirmaciones divinas antes que a las humanas, posiblemente rendir pleitesía a deidades materiales sea revulsivo, pero cuando vemos en esa representación algo por encima del ser humano, es verdadero reconforte espiritual y eso está en el alma de cada ser. Quebrar la confianza de la sociedad vilmente aprovechándose de situaciones lamentables de personas desvalidas en situaciones totalmente depresivas con la vida quebrada, niños y niñas abandonados, mujeres huidas, catástrofes humanas, es lo más ruin que puede hacer un ser humano, ni los buitres carroñeros, y encima si es con alzacuellos, no hay perdón.


Seguiremos dándonos golpes de pecho, seguiremos justificando lo injustificable, mirando para otro lado o ignorando esta miseria abusiva de la Iglesia, seguiremos portando pasos en Semana Santa y hachotes en actos penitenciales, pero clamar contra estos demonios es una asignatura que seguiremos por cinismo manteniendo escondida.


Los tres días de oscuridad profetizados no creo que tengan que ver con el tercer secreto de Fátima, ni con a la interpretación de la Iglesia, se da la oscuridad cada vez que un represéntate de la Iglesia comete aberraciones, abusos, pederastia, robos de niños, chantajes emocionales a personas de poco espíritu…, amparándose o escondiéndose bajo el ministerio que representan que ya, ni es divino ni es sacrosanto, es la Babilonia escondida como metáfora del caos dogmático y la confusión de la comunidad Católica.

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