Vandalismo

Escrito por Doctor Eduardo E. Borgoñós. 17 de diciembre de 2017, domingo.

El vandalismo se puede definir de muchas formas pero, en general, se acepta que es la “actitud o la inclinación a cometer actos destructivos contra la propiedad pública o ajena sin consideración alguna y con el implícito menosprecio por los demás”. El término proviene precisamente de los comportamientos extremadamente destructivos que mostraban los vándalos en la época del imperio romano y que como concepto, plasma por primera vez Henri Grégorie (1750-1831) para describir el comportamiento del ejército republicano en la Revolución francesa.

Encontramos el vandalismo en distintos sitios y en cualquier escenario, lo mismo en mobiliario urbano, en un aparcamiento, en un estadio de fútbol o incluso, ahora con las nuevas tecnologías, también en la red; de hecho, la famosa Wikipedia ha incluido el concepto de vandalismo como “adición, eliminación o modificación del contenido de una página de Wikipedia realizada de manera deliberada para comprometer la integridad de la misma”.

El vandalismo es mucho más frecuente en el sexo masculino, lo que daría ventaja a las teorías cromosómicas y hormonales; también aparece más en personas jóvenes, dando prioridad a las ambientalistas. Aunque el acto vandálico pueda llevarse a cabo de forma individual, es más frecuente en grupos. Una teoría dinámica explicativa acerca del fenómeno dice que el vándalo se encuentra desarraigado y que en general tiene escasa vinculación paterna, entendida como carencia, generándose un miedo vertiginoso a la soledad que a su vez conlleva al sujeto a agruparse en pandillas; en éstas no es infrecuente encontrar un líder con perfil psicopático (o más acentuado que el de otros integrantes) y sería precisamente la violencia la que actuaría de mecanismo de unión frente a una circunstancia. De esta forma, el grupo buscaría siempre “lo enemigo”, para ellos el objeto “malo”, como diría Melanie Klein (1882-1960), con el fin de mantener tanto su hegemonía como su estructura, siendo éste su verdadero beneficio. En esta unidad mental de la muchedumbre pueden formar parte individuos motivados por diversas razones y sus integrantes no son siempre delincuentes comunes ni tienen por qué siempre pertenecer a estamentos sociales bajos o marginales, aunque tirando de estadística hay que admitir que en éstos sea más frecuente. La agresividad del vándalo, tanto considerada de forma individual o la resultante del grupo, que más que sumarse, se potencia, es una forma de agresión desplazada que no se dirige ya a las fuentes reales de la frustración personal sino a objetivos colectivos que no puedan defenderse y en el que el establecimiento de la culpabilidad realmente no importe como valor moral. Autores como el sociólogo Durkheim (1958-1917) consideraron al vandalismo como una suma de hostilidad, salvajismo y primitividad de la masa.

En el grupo vandálico hay muchos factores de refuerzo y entre ellos; yo destacaría principalmente tres, el anonimato, la masificación del grupo y, tercero, el consumo de alcohol y drogas, factores que lo hacen todavía más “omnipotente”. Precisamente tanto el primero como el segundo, son causan muchas veces de que los vándalos se incluyan dentro de manifestaciones que en principio se anuncien como pacíficas y cuyas reivindicaciones no vayan con ellos o que no les importen realmente, siendo aquéllos los factores atrayentes que hagan despertar la conducta vandálica; además, ésta es más frecuente que se incremente proporcionalmente cuando esos dos factores aumentan. En cuanto al último factor, el del consumo de sustancias,  convierten al vándalo mucho más peligroso tanto por el grado de desinhibición que le produce, sobre todo en lo que respecta al alcohol, como por el estado de enajenación y desconexión con la realidad que le inducen, más frecuente en el caso de los psicotrópicos; baste recordar los actos vandálicos de determinados hinchas de equipos de futbol enloquecidos previamente con ingestas excesivas de cerveza, otras bebidas alcohólicas o algo más...

El comportamiento vandálico puede ir o no, asociado a trastorno mental; son cosas independientes. No todo vándalo es un enfermo. De todos los trastornos mentales, es, sin duda, el trastorno de la personalidad el que se puede encontrar con más frecuencia asociado al fenómeno y más concretamente el Trastorno de la personalidad antisocial, estando por detrás el Trastorno de la personalidad límite (en estos, gran parte de la agresividad es intrapunitiva, encontrando también en ellos más inestabilidad emocional). Como trastornos de personalidad, el curso de los mismos es crónico, pero sí es cierto que hay rasgos que se pueden atenuar con la edad, siendo precisamente la agresividad, también la asociada al vandalismo, uno de los que puedan mitigarse. Hay también otros casos aislados de trastornos mentales asociados a actos vandálicos muy concretos como los producidos por enfermos psicóticos de diversa etiología, personas con discapacidad intelectual, etc.

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