Con los ojos de la hermandad ©

Escrito por J. Pellicer.

(Desde el respeto, en el inicio de la celebración del Ramadán para los lectores de Nurain Magazine)

 

Dicen que abren el día con cada amanecer,

y dicen que en él, en voluntaria ofrenda,

entregan y se entregan a una verdad

que también los hace libres y grandes;

dicen que son felices amando y compartiendo,

-también en el dolor- sintiéndose hijos de la divina renuncia;

dicen que miran y escuchan con las manos abiertas

como aguantando el cielo y abriendo los campos,

de rodillas como quién no puede con el peso de tanta soledad;

que hablan con el corazón cambiando lo fútil  de sus pasos

por toda la grandeza que saben les espera.

Dicen que sus plegarias se marchan tras cada ocaso

dejando la grandeza como respuesta al sacrificio;

dicen que la alegría sale por los ojos y las manos,

y que pegadas al corazón, se abren y se buscan

inventando el nuevo abrazo en este –otro- nuevo mundo.

Dicen que sus cánticos son versos de paz,

perdidos entre estrofas que ningún poeta supo escribir;

y dicen que la vida y la muerte se mezclan

confundiendo los momentos,

llevando la vida donde vive la muerte,

dejando la muerte donde se desprecia la vida.

 

Me piden que escriba un poema

que hable de lo que veo;

que mis versos sean caricia en este día,

me piden que con ellos comparta su dicha,

y con ellos sienta la paz vestida quizá con otra cara.

 

Aquí os dejo mis versos - oración de poeta-

desde el respeto y la esperanza,

que nacieron de una verdad, de esa tan grande

que veo con los ojos de la hermandad.

 

 

©jpellicer

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