Una década vigilando las playas. Gracias

Escrito por Andrés Hernández Martínez. Martes, 16 de julio de 2013.

Cartagena y su litoral cuentan desde hace diez años con un contingente humano dedicado al salvamento en playas homogéneo, organizado y consistente. No fue fácil dar forma a la actual organización, máxime con lo que entonces era la Portación Civil en el municipio, escasa y penada más que sufrida. Fue el interés de su actual coordinador y la fe en el proyecto de los entonces mandos los que apostaron por establecer una organización dedicada al salvamento en playas de calidad, y se consiguió, con esfuerzo y como diría Deming, mejorando continuamente.


Fue la lucha continuada de un año tras otro, la innovación y poder contar con un ejército de socorristas adictos/as al agua, gentes de la tierra que desde su nacimiento han practicado disciplinas relacionadas con el entorno acuático, y que con gallardía, sin atender a sexos, atendían y atienden día tras día las penosas tareas de mediar por la seguridad de los veraneantes, a pesar de las falsas leyendas que circunscriben este voluntarioso oficio y de las miserias políticas suscitadas en torno a su trabajo. Y así, poco a poco, nuestro litoral tiene su propio equipo de vigilantes, acaba de darse el pistoletazo real de salida a la estación veraniega y ya han sucumbido a los hechizos solares las primeras víctimas, y como cada año, un grupo de jóvenes, chicas y chicos que altruistamente nos dan lecciones de pundonor y responsabilidad, mozos y mozas que diría el paisano de poco más de 20 años, que toman con sus uniformes rojos y gualdas las playas del litoral cartagenero, desde Mazarrón hasta los confines cartageneros de La Manga, de oeste a este y viceversa, pasando por las propias playas del puerto cartagenero, tres centenares de personas dirigidos y coordinados por profesionales del salvamento con, cada año mayor despliegue de medios.


Son 'socorristas' que en su inmensa mayoría proceden de nuestros clubes de natación, de nuestra cantera de nadadores y nadadoras, algunos de ellos nadando desde edades muy tempranas, jóvenes que ocupan las aulas de nuestras Universidades en el resto de estaciones del año, que forman parte de las tropas y legiones tras el verano, que en primavera portan hachotes y varas penitenciarias, pero que también forman parte del paisaje nocturno de la movida del fin de semana, por supuesto. Un grupo de jóvenes que vuelven a darnos una lección de responsabilidad y honestidad y que en la mayoría de las oportunidades, gracias a las estúpidas imprudencias innatas en el ser humano, ponen en vilo su integridad física en un acto altruista y solidario por excelencia, de cooperación y salvamento.
Hace diez años no había casetas de salvamento, hace diez años las penurias y la falta de recursos era lo natural en esta labor playera. Hace diez años, apenas había socorristas. Hoy, no son personajes de fortuna, son parte de una elite del deporte, de los estudios, del esfuerzo…, hoy tenemos en nuestras playas a jóvenes vigilantes destacados de nuestra ciudad, y eso conseguirlo no es, ni ha sido tarea baladí, ha tenido un trabajo y un esfuerzo supremo.


Diez años de labor dura y eficaz que solamente el interés económico ha podido perturbar en su organización, el traslado o la diáfana gestión económica que el Ayuntamiento se ha empeñado en ofrecer a empresas afines al Partido Popular han ensombrecido tan honorable trayectoria en su gestión. Pero hoy no es fecha de recriminar favores, a pesar de que los paganos sean siempre los mismos, en este caso los socorristas y los dimes y diretes de la gestión económica, pero no la operativa que, de momento se mantiene intacta, a pesar de las demagogas esquelas publicitarias de los partidos políticos triviales, amparadas en la mediocre demagogia y la triste gestión actual del sistema de contratación, un 'playazo' que esperamos por la higiene y transparencia política que tenga sus días contados. Sí, yo me pregunto ¿por qué estos 'partiduchos como UPyD' en lugar de recriminar el 'playazo del contrato', recriminan la falsa falta de profesionalidad?, hay que ser mediocre y soez.


Así que, estas miserias que ahondan el mundo político y están tan de moda no deben perturbar el mensaje de este artículo. Todos los socorristas, chicas y chicos son personas de dilatada experiencia, sobre sus brazos y esfuerzos corren ya ríos de intervenciones, con éxitos demostrados y alguna frustración. Su dedicación al medio es continua, de hecho, casi todos los integrantes de los equipos femeninos y masculino de Waterpolo en Cartagena, que tantas alegrías ha dado este año al deporte cartagenero, son parte de este conjunto de trabajadores estivales.
Así que, valga este humilde homenaje escrito a los coordinadores, mandos y sobre todo a esa juventud íntegramente cartagenera que forman parte del paisaje playero, casi inadvertidos, que pasan casi de puntillas por nuestras retinas y dejan en una época netamente ociosa 8 y 9 horas diarias de su vida vigilando por prevenir males mayores, por ayudar.
Tras diez años de ascensión profesional…, a esa juventud que al ocaso, en la retirada vespertina, en el partido de 'voley' entre compañeros/as o en el camino de vuelta, cansados y castigados por el implacable astro rey, que sólo esperan contar como anécdotas alguna que otra picadura, sin males mayores, a esa juventud que se enfrentan con insospechadas situaciones críticas, a esas chicas y esos chicos que nos dan lecciones de madurez día a día a los de critica fácil como yo, simplemente quiero dedicarles unas palabras de reconocimiento, ahora que comienza el verano, ahora que comienza su misión, para que sean un poco menos olvidados, para que sean un poco más respetados y sobre todo para que sean un poco más queridos, se lo han ganado, y de qué manera.
Feliz décimo cumpleaños.

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