Vergüenza, dignidad o estrategas de la moral

Escrito por Andrés Hernández Martínez.

Decía Concepción Arenal, sí, esa que da nombre a un colegio, que “la dignidad es el respeto que una persona tiene de sí misma y quien la tiene no puede hacer nada que lo vuelva despreciable a sus propios ojos”. Curiosa, y temo que demasiado profunda reflexión, no para los lectores, sí para los implicados.

Cuando se acercan estas fechas estivales y las asonadas banales inundan las páginas de la prensa local y regional, uno siente vergüenza ajena, un anónimo con nombre como yo, un pagador de impuestos y dador de sueldos a mediocres personajes populares y populachos que anidan en la política de pueblo, como yo. Por ende, un colaborador del mantenimiento de parásitos derivados del amiguismo que nuestros ayuntamientos mantienen y sobre todo el departamental, o más claro, el cartagenero, pues me permite predicar en el desierto, gritar en el papel los improperios de esta socio-política masa de lacayos/as del cinismo, esclavos de su sierva y cuando se acerca esta etapa del calendario ¡Marianooo!, vaya atajo…, me acongoja…, pero no me sorprende la desfachatez de algunos y algunas.

Haciendo un tour rápido, conciso y sufriendo más que participando de los efectos de los menoscabos municipales dirigidos por este elenco de gestores de la indolencia, me atrevo a aventurar desatinos, por no decir catástrofes; El Pabellón Central se está descentralizando poco a poco, pero hacia la ruina, la gestión está cada día más enterrada, es normal, si mandas a un analfabeto a dar clases de física, al final la ley de Boyle se realiza por inferencia indirecta y así, volúmenes gaseosos aparte, y por semejanza de la presión aplicada, la gestión deportiva se cae inversamente proporcional a la excelencia en la gestión, cuanto más menoscabada es la gestión más desastre y esto si es directamente proporcional, así que la mitad de los trabajadores deportivos están con dos pies en la calle, de la otra mitad, un 90% con un pie en la calle y el 10% sin horizontes, no hay mantenimientos en las salas y en los equipos, no hay dinero, no hay sustituciones a los monitores/as, y nos olvidamos que hay un contingente humano que paga cuotas, derechos ninguno, es un feudo, con Señor, el amigo asesor, los lacayos…, de todo. Por otro lado, no hay información de los eventos relevantes, ¿cuantos de ustedes saben que el último fin de semana de mayo se ha realizado en Cartagena, en la trimilenaria, en esta histórica ciudad mancillada por la incompetencia de gestores de comics, decía que, se ha celebrado el Campeonato del Mundo de Gimnasia Estética?, pues eso, vergüenza ajena es esta gestión y mientras…, el nuevo pabellón muere antes de nacer, ¿un aborto?, metáfora...

Curioso, hasta al anterior concejal, algo inane e ingrávido que diría Machado, lo hacía mejor. Derivada directa a estas gestiones municipales son los entresijos legales y mediáticos de amiguetes, socios, y demás fauna política y empresarial que han intervenido en las gestiones del ladrillo, algunos abandonados a su suerte en mitad del camino, depredadores y depredadoras, pero eso no me inquieta tanto –como cartagenero y pagador de impuestos- como la asignación de favores, ahora la justicia empezará a levantar alfombras, y puede ser que no haya nada que esconder, pero que nadie dude que al final si hay algo…, saldrá a la luz, más tarde o más temprano, repito si hay algo saldrá, si todo es transparente como debe de ser mejor para todos, aunque la honestidad no pasa por mantener cargos de confianza que supone a los cartageneros medio millón de euros al año, y así saltamos a la honesta transparencia, de hoyo en hoyo. Transparencia señores y señoras gestores del nirvana. Transparencia no es dar una dirección general a un concejal apartado por dudas en la asignación familiar, totalmente amoral, de obras en el plan 'E' de malgasto zapateril. Transparencia y honestidad no es darle a una empresa intermediaria como Mantenimiento y Custodias Arqueológicas SL, -con nombres y apellidos- la gestión del salvamento en playas, nada fácil y muy complicada y por cierto habida de revisión profunda y profesional, otra asignatura pendiente municipal, una empresa que se nutre de los medios municipales, una empresa que se queda con parte de los sueldos de los socorristas a cambio de la gestión, ¿qué gestión? Desde que esta empresa, que por cierto dirige un destacado personaje del Partido Popular, a la sazón presidente de la Junta Vecinal de La Puebla y La Aparecida, que nutre y se nutre de intereses al Partido Popular en este organismo, que no sólo presta este servicio al Ayuntamiento, sino que suma el mantenimiento y la gestión turística de lugares arqueológicos de la ciudad y del propio término municipal. Y digo bien, no falseo cuando digo que a costa de los socorristas, esta empresa hace su agosto, su julio y su junio, desde que esta empresa u otra cualquiera, da igual, lleva la gestión, han perdido una media de 400€ mensuales cada vigilante desde que lo gestionaba el Ayuntamiento, ¿quién pierde?, el de siempre. Transparencia es no abandonar la cloaca del Mar Menor como la zona de los Urrutias y aledaños y dibujar un arco iris ficticio en La Manga…

Probablemente, todo este entramado empresarial es legal, pero políticamente es vergonzosamente amoral, esto me lleva a una conclusión, que no es nueva, tanta mediocridad en la política local y regional necesita un refresco, como todo, son demasiados años manteniendo pegotes, y esta ciudad, sin cambio de signo político, necesita un soplo de aire fresco, una remodelación completa en el estamento Municipal, y lo curioso es que los hay, pero no valen para ser el premio de una tómbola de feria.

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