El Domingo de Resurrección y el Huevo de Pascual

Escrito por Rogelio Abad. Cronista de la Real e Ilustre Cofradía del Cristo Resucitado.

EL Domingo de Resurrección es el día más grande para todos los cofrades blancos, y por lo tanto, la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Cristo es cuando adquiere sentido nuestra religión.

La Resurrección de Cristo es un hecho histórico que la Real e Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado es la encargada de mostrar para los cartageneros y todas aquellas personas que nos honran presenciando nuestro desfile por nuestra trimilenaria, las pruebas entre otras, como son el Sepulcro Vacío y las numerosas apariciones de Cristo a sus apóstoles.

La Resurrección representa una fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cofrades blancos, y además como cristianos no podemos vivir mas con caras tristes, debemos mostrar al mundo nuestra alegría porque Cristo ha vencido a la muerte.

En algunos países, en la actualidad, se acostumbra a celebrar la alegría de la Resurrección escondiendo dulces en los jardines para que los niños pequeños los encuentren, con base en la leyenda del 'conejo de pascua'. Pero la costumbre mas extendida alrededor del mundo, para celebrar la Pascua, es regalar huevos de dulce o chocolate a los niños y a los amigos. Hecha la oportuna reflexión, me voy a centrar en lo que representan los huevos de Pascua. El origen de esta costumbre proviene de los antiguos egipcios, quienes acostumbraban a regalarse en ocasiones especiales, huevos decorados por ellos mismos. Los decoraban con pinturas que sacaban de las plantas y el mejor regalo era el huevo que estuviera mejor pintado. Ellos los ponían como adornos en sus casas.

Dejando a un lado al antiguo Egipto, podemos ver que la introducción de celebraciones folclóricas en la liturgia cristiana, no dejan de asombrarnos. Pero de todo el conjunto de tradiciones y costumbres pascuales la más popular es la que nos ocupa. Durante mucho tiempo estuvo prohibido comer en Cuaresma, no solo carne sino también huevos. Por eso, la gente corría a bendecir grandes cantidades de ellos, para comerlos en familia y distribuirlos como regalo, a vecinos y amigos. Durante la Edad Medía, en Semana Santa, era común que los censos feudales se pagaran con huevos. Y se estipulaba que el día de pago fuese el Domingo de Pascua. De modo que los Huevos de Pascua son una tradición seglar dentro del cristianismo.

Cerca del siglo XVI surgió una mejora. Alguien tuvo la idea de perforar el 'huevo sorpresa' y rellenarlo, que, conforme a la categoría de la persona, podía contener perfumes, u otro tipo de objetos valiosos. En el siglo XVIII, el Rey Luis XIV, conocido como 'el rey Sol', mandaba bendecir grandes cantidades de huevos que los distribuía a las personas de la Corte.

El nacimiento de los huevos de chocolate en Pascua se dio a partir del siglo XVIII, estos eran escondidos en las calles y los jardines para ser buscados por los niños. Fue por esa época, en Francia, que se comenzó a vaciar los huevos naturales para rellenarlos de chocolate, mazapán o mezcla de varios ingredientes. Desde finales del siglo XIX, en casi todos los huevos de Pascua no se usa la cáscara son totalmente de chocolate y de varios tamaños.

Después de esta exposición, es muy lógico preguntarse. ¿Que tiene que ver un huevo con Cristo y la Resurrección?. Pues, sencillamente, que en Pascua es la celebración de la muerte y resurrección de Cristo sirve como el momento de reflexión para los cristianos y muy especialmente para los cofrades del Resucitado, sobre el significado de la redención de la humanidad y que nos regocijemos todos con las conquistas de Cristo sobre el demonio, el mundo y la carne.

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