Lágrimas en el día mundial de la sonrisa
Me he enterado por la televisión que se celebra, nada más y nada menos, que el Día Mundial de la Sonrisa. Esta genial idea se le ocurrió a Harvey Ball, el creador del famoso ‘smiley’, ese de cara sonriente. Como idea no 
está nada mal para mejorar el estado de ánimo de quienes lo necesitan, ya que su objetivo es reivindicar el optimismo y sirve, para que por un día, lo recaudado por las actividades que se realicen en este día, sea para entidades caritativas; aunque a mí, lo de la Caridad, es un término que no me agrada especialmente. Se celebra el primer viernes de octubre desde el año 1999.
Ya digo que como objetivo no está mal.
¡ Pero se hace tan difícil sonreír en este mundo!
Un vistazo a esa misma televisión, a los informativos. Ese Mar Mediterráneo, esas islas griegas, esas playas paradisíacas, esas ciudades y esas costas con tanto record turístico este año.
Y esos refugiados...
Con cuanta facilidad nos olvidamos de lo que no nos gusta. Ahora toca crisis política de un partido, crisis de gobernabilidad del país, juicios de trama Gürtel, y de tarjetas “Black”, posibles terceras elecciones, o peor, otro gobierno de más de lo mismo.
A saber.
Pero de los miles de refugiados que huyen de la guerra cada vez se habla menos en los medios. Se nos ha olvidado, un poco, el drama de las personas que intentan huir del dolor y la miseria que provoca la guerra. Europa , que en otra época podía presumir de ser un espacio sin fronteras, cuna de la libertad, igualdad y fraternidad; cada vez mira más hacia otro lado.
Como dice Miguel Angel Revilla, presidente de Cantabria, en el mundo hay poderes que se nos escapan y son quienes manejan los hilos de todo lo que ocurre en el mundo. Alguien ha dicho “ a por ellos” y esos “ellos” no se escapan. Y esos “Ellos” pueden ser ahora los miles de refugiados que intentan sobrevivir.
Sesenta y cinco millones de desplazados en todo el mundo , la mitad de ellos niños. Un incremento en los últimos cuatro años del 55%. En algún medio, hasta han hecho una pequeña cuenta: 24 personas que huyen de su país por minuto, lo que supone 34.000 personas al día.
Ya , para rematar, el informe de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), con una frase que me ha impactado especialmente “ la diferencia entre la lentitud en el proceso de reubicación y la rapidez con la que se adoptó el acuerdo con Turquía, es la mejor muestra de la voluntad política de la UE: acogemos con cuentagotas durante meses, cerramos fronteras en un instante”.
Por todo esto, de verdad, que si hay que sonreir por un mundo mejor, pues se sonrie; aunque más vale que se pongan las pilas nuestros gobernantes y nos den soluciones para no llorar.