‘Los dos ruedas’

Escrito por Carlos.

A veces, cuando voy conduciendo y observo ciertas escenas, me pregunto (por sorpresa) a mí mismo: ¿Por qué existe tanta rigurosidad para el cumplimiento de la obligatoriedad de llevar el cinturón de seguridad en turismos cuando en vías urbanas no se puede pasar de 30 km/h y ves tanta cabezas sin casco y actitudes peligrosas en vehículos individuales?, ¿por qué tanta sensación de impunidad?

Cuando adquiero el rol de quien tiene que responder, la verdad es que fallo. No lo sé. Mi conocimiento queda en ver patinetes sin cascos, algunos con dos personas. En ver ciclistas cruzando montados los pasos de peatones o pasando de una carril a otro. En ver muchas cosas anómalas y, hasta el día y hora de este escrito, aún no haber sido testigo dek momento en el que uno de estos infractores estaba siendo sancionado. He llegado a presenciar (y publicar) como un joven en un patinete iba hablando por teléfono, derribó a una mujer y después se levantó y se marchó sin prisas.

Pero es que, encima, hay más. ¿Se puede hacer tanto ruido como hacen a posta algunos pilotos de motos? No sé si existieron en otros municipios de nuestras comarcas, pero recuerdo en la primera década de este siglo haber hecho reportajes con la brigada contra la contaminación acústica que dirigía el cabo Cela en Cartagena. Parece que ya no existen grupos tan especializadas y apenas conocemos casos de multas. Ahora que estamos en verano (y muchos abrimos las ventanas) escuchamos demasiados acelerones y rugidos excesivos que sobrepasan las ordenanzas. Si superan los niveles sonoros y no cumplen las ordenanzas municipals, ¿por qué escuchamos tantos?

También hemos visto a dos personas en un patinete de noche y sin luces. La lista podría seguir y muchos de nuestros lectores la ampliarían, pero ya no es cuestión de desvelar lo que la gran mayoría sabe, sino de conocer cómo se actúa contra esas irresponsables acciones, pues los vecinos deben saberlo y los infractores deben ser conscientes de que viven en sociedad y que circular no es un juego.

Lo mismo he exagerado, me he dejado llevar por un espíritu excesivamente crítico y resulta que todo está ‘ferpecto’. Ojalá.

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